Establecida en 2007 y liderada por la Unión Africana, la Iniciativa de la Gran Muralla Verde para el Sahara y el Sahel se ha convertido en el programa emblemático de África para combatir los efectos del cambio climático y la desertificación

Todos debemos tomar decisiones teniendo en cuenta el clima. Esta es el mensaje que lanza la Organización de la Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) tras múltiples informes sobre las afectaciones del cambio climático en la producción de alimentos.

La agricultura es uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero, pero también es uno de los más grandes aliados del clima. El sector agrícola puede desempeñar un papel muy importante en la reducción de las emisiones y evitar una mayor pérdida de carbono almacenado en los bosques y el suelo. Mantener saludables los suelos y los bosques también ayuda a combatir el cambio climático, ya que ambos actúan como “sumideros” que secuestran carbono. También, ayuda a reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos y abogar por mejores patrones de consumo.

La agricultura “climáticamente inteligente” (CSA) es un enfoque que ayuda a transformar y reorientar los sistemas agrícolas para garantizar la seguridad alimentaria y apoyar el desarrollo rural en un clima cambiante. Este enfoque sirve para el agricultor, el pescador o también el ganadero. El objetivo de la CSA es aumentar de forma sostenible la productividad agrícola y mejorar los ingresos de los agricultores; aumentar la resiliencia de los agricultores al cambio climático y ayudarlos a encontrar formas de adaptarse; y reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

La FAO lleva años trabajando para alcanzar una agricultura climáticamente inteligente. Estas son solo 5 de las iniciativas exitosas que la FAO ha puesto en marcha la CSA para beneficiar a las comunidades agrícolas y trabajar para lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible 13: adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.

1. “Reverdecer” el Sahel para los agricultores en Burkina Faso y Níger.

Establecida en 2007 y liderada por la Unión Africana, la Iniciativa de la Gran Muralla Verde para el Sahara y el Sahel se ha convertido en el programa emblemático de África para combatir los efectos del cambio climático y la desertificación.

En Burkina Faso y Níger, la FAO brindó apoyo en la restauración de tierras a gran escala mediante la combinación de distintas técnicas, tales como: plantación de enriquecimiento, siembra directa y vallado para impulsar la regeneración natural; además fomentó la capacidad local y promovió cadenas de valor de alto potencial de productos forestales no madereros, ayudando así a la diversificación de las actividades económicas.

2. Jardines flotantes: el sistema de producción de agricultura climáticamente inteligente en Bangladesh.

Los agricultores han convertido la prolongada temporada de inundaciones en una oportunidad para crear “huertos flotantes”. Estas parcelas flotantes están hechas de material orgánico local en el que se cultivan diferentes verduras.

Los jardines flotantes son ecológicos y contribuyen a la seguridad alimentaria y la nutrición. La producción orgánica de hortalizas es importante para los mercados locales, urbanos y de exportación.

3. Razas de cerdos indígenas para paisajes climáticamente inteligentes en los Balcanes occidentales.

En Albania, Bosnia y Herzegovina, la ex República Yugoslava de Macedonia y otros países de los Balcanes occidentales la producción porcina es importante para los medios de vida, las dietas y la cultura. La producción de cerdos nativos está atrayendo más interés de los consumidores, ya que las razas locales de cerdos a menudo requieren sistemas menos intensivos y ofrecen productos de mayor calidad.

Cultivo de mejillones climáticamente inteligentes en Chile (FAO)

4. Cultivo de mejillones climáticamente inteligentes en Chile.

En Chile, el cambio climático y la variabilidad climática están afectando a la producción de mejillones de tres maneras: mareas rojas tóxicas más frecuentes causadas por la proliferación de algas, la acidificación del océano y la falta de semillas de mejillón silvestre para su reproducción.

En respuesta, Chile ha desarrollado una forma climáticamente inteligente de cultivar mejillones que produce poca o ninguna emisión de gases de efecto invernadero. El cultivo se realiza mediante una “línea madre”, que suele tener unos 100 metros de largo y está amarrada al fondo de los flotadores. Muchas otras líneas verticales pueden colgarse de la línea madre. La mayoría del cultivo de mejillones se lleva a cabo en sistemas de contención flotantes o submarinos que fomentan la filtración permanente del fitoplancton del agua por parte de los mejillones.

5. Una iniciativa de escasez de agua en la región del Cercano Oriente y África del Norte.

La calidad y cantidad del agua se está deteriorando, mientras que la competencia por el agua en todos los sectores agrícolas está aumentando. Para enfrentar estos desafíos, la FAO lanzó la Iniciativa Regional sobre la Escasez de Agua en la región del Cercano Oriente y África del Norte para ayudar a los países a identificar y racionalizar políticas, reformas de gobernanza, opciones económicas, institucionales y técnicas e innovaciones que puedan mejorar de manera sostenible la productividad agrícola y la seguridad alimentaria en la región. La iniciativa ha ayudado a fortalecer la colaboración entre los países y con asociados internacionales en un enfoque común de los desafíos planteados por la escasez de agua.

Los resultados de estos proyectos climáticamente inteligentes han creado una mejor comprensión de los posibles aceleradores y las barreras para la adopción de este tipo de agricultura.

El cambio climático plantea desafíos específicos para la alimentación sostenible y la agricultura; el enfoque CSA puede ayudar a los agricultores a superar estos obstáculos para mantener sus medios de vida y ayudar a asegurar un futuro #HambreCero.