En la mente de muchos argentinos, la Patagonia es sinónimo de ganadería ovina, con la producción de lana como principal output. Sin embargo, en muchas áreas de la meseta se lleva adelante la producción de carne vacuna con muy buenos índices. Es el caso de Nicolás Haneck, administrador de la estancia Tipiliuke, que forma parte del CREA Lanín, en el sudoeste de Neuquén, entre Junín de los Andes y San Martín de los Andes.

Con un majestuoso fondo de montañas, faldeos y valles que envidiarían muchos turistas, pero marginal para la producción, Haneck pudo desarrollar, con el apoyo de sus accionistas, un planteo de ciclo completo de cría, recría y terminación de novillos sobre la base de campo natural y suplementación con grano y concentrado proteico. El campo tiene 10.500 hectáreas, una superficie impensada para la región pampeana, pero que se considera mediana para la región.

La producción ganadera tiene como principal fuente de alimentación el pastizal natural de los mallines y de las estepas. Los mallines son zonas húmedas con pastos de calidad que tienen mayor receptividad que la estepa patagónica. "Son las áreas productivas que permiten una actividad ganadera más intensiva, sobre todo en verano", explicó el administrador, quien indicó que "la producción de materia seca va de 2500 a 6000 kilos por hectárea y por año, de acuerdo con la profundidad de la napa y las lluvias". El esfuerzo productivo incluyó el desarrollo de áreas de riego, lo que mejoró la producción de pasto.

Las especies forrajeras que se pueden encontrar en los mallines son trébol blanco, juncos, cebadillas, festuca y pasto de mallín, que se desarrollan sobre suelos arcillosos. En el campo de Haneck ocupan el 6% de la superficie total. El resto del campo es ocupado por la estepa patagónica, que muestra una producción considerablemente menor: de 200 a 700 kilos de materia seca por hectárea y por año, que se aprovechan principalmente en invierno.

Las especies forrajeras predominantes son coirón amargo, coirón poa y coirón blanco, y se desarrollan sobre suelos arenosos sueltos.
El régimen histórico de la zona alcanza los 655 milímetros anuales, pero con mala distribución, porque el 80 por ciento cae en mayo-junio-julio y coincide con los meses de bajas temperaturas, que no promueven el crecimiento del pasto.

Pese al ambiente y a la localización marginal, en Tipiliuke la cría se desarrolla de manera intensiva y con alto nivel tecnológico. En la empresa hay 870 vacas madres, que alcanzaron un 96% de preñez en 2018 y un 98% en 2017. Pastorean sobre el campo natural y para complementar su composición nutritiva se suplementa con sales proteicas en invierno, cuando las bajas temperaturas y las nevadas limitan la producción forrajera.
La cría
El primer servicio de vaquillonas se da a los 15 meses con 300 kilos, con inseminación artificial a tiempo fijo. Se llega a ese servicio anticipado gracias a una suplementación discontinua durante la recría invernal. Antes del servicio se hacen estudios de fenotipo y de pelvimetría y se capacita al personal para atender al ternero y a la madre al momento del parto. El servicio del rodeo general es estacionado durante diciembre, enero y febrero y se refugan las vacas vacías diagnosticadas al tacto rectal. La raza predominante es Hereford y caretas F1.

El paquete tecnológico de la cría incluye el uso del dos por ciento de toros seleccionados por andrología y alta capacidad de servicio, la evaluación de la condición corporal de las vacas desde antes del inicio del servicio y durante la parición y el control de pariciones y el registro de pesos al nacer de los terneros.

La base nutricional está compuesta por pastizal natural y sales proteicas en invierno para completar su composición nutritiva. "Tanto la parición como el servicio se concentran en un mallín de 200 hectáreas con pastoreo rotativo de manejo intensivo rotando el rodeo día por medio", señaló Haneck.

Recría con suplementación

Los terneros y las terneras ganan 800 gramos por día al pie de la madre y son destetados en marzo-abril, cuando salen de la veranada, con alrededor de 155 kilos. Históricamente, sobre las estepas, los terneros perdían 20 kilos o más luego de destetados por las condiciones ambientales hostiles y por la baja calidad del forraje invernal: el pastizal seco solo tiene cuatro por ciento de proteína bruta. "El peso perdido no se recupera de manera compensatoria después porque se consumen los músculos", destacó el empresario.

Para enfrentar ese problema incorporó la suplementación proteica y energética durante el invierno. En Tipiliuke se suministran un kilo de un concentrado proteico al 34 por ciento y un kilo de maíz por ternero día por medio durante los 100 días más duros del invierno.

Con esta práctica se evita la pérdida de peso y se consiguen ganancias diarias del orden de los 350 gramos por día que permiten finalizar la etapa de recría con 220 kilos en los machos. Las hembras se llevan hasta 180 kilos y se canalizan al mercado de invernada luego de abastecer las necesidades de reposición.

Etapa de terminación

Esta etapa permite producir novillos gordos combinando la producción forrajera de los mallines con suplementación con grano y concentrado proteico. Para suministrar estos nutrientes se emplea un equipo móvil que va cambiando de potrero, en el que ofrece la ración ad libitum. "Durante 65 días, esta alimentación, más el aporte del campo, permite alcanzar aumentos diarios de peso vivo del orden de 1,3 kilos por cabeza, con una conversión de alimento en carne de 7,3: 1 y un peso de venta del orden de los 365 kilos a los 15 meses", precisó el administrador.

Durante esta etapa, el personal va haciendo lecturas de comederos y de bostas y pesadas mensuales. Los novillos terminados son comprados por una red de carnicerías de la zona que es usuaria de un frigorífico local. El sistema garantiza regularidad de compra, por un lado, y calidad del producto, por el otro.
Indicadores para medir resultados

La producción de carne por hectárea, a diferencia de la región pampeana, es un indicador más en la Patagonia, con campos de grandes extensiones y menores producciones. En Tipiliuke se producen 20,5 kilos de carne por hectárea, siendo el promedio zonal de 8 kilos por hectárea. Por esta limitación se analiza la eficiencia del stock dividiendo la producción obtenida con la carga animal del campo. Es decir, cuántos kilos se producen con los kilos que se tienen.

En el ejercicio 2014/15 la eficiencia del stock fue del 35 por ciento y en 2016/17 subió al 54 ciento por el entore anticipado y por la compra eventual de invernada.Para compararse con otras empresas, Haneck también calcula la producción de carne por cabeza. La producción del planteo de ciclo completo fue de 185 kilos por cabeza en el último ejercicio, mientras que en La Pampa se producen 198. La receptividad media es de 9 hectáreas por equivalente vaca.
Con respecto al resultado económico obtenido en el proceso de mejoramiento del campo, en el tiempo en que se aplicó la tecnología ganadera apropiada, con el apoyo técnico del INTA Bariloche, aumentaron el patrimonio y las ventas. En 2014 se produjeron 146.900 kilos de carne en todo el campo y en 2017 se llegó a 215.250 kilos.

Claves para producir más en la región

Contraste

En muchos campos, la producción tradicional de Neuquén es extensiva, con pastoreo permanente de toda la superficie. Son de cría de baja productividad, con invernadas muy largas y entore de las vaquillonas a los 27 meses.

Tecnología probada

Tipiliuke, en tanto, aplica la tecnología disponible desarrollada por el INTA Bariloche y aplicada en otros campos CREA, con prácticas de bajo costo y alto impacto. Hay resultados en poco tiempo con la sistematización de datos.

Forraje

Se apunta a aumentar la producción forrajera de los sectores más productivos, "cosechar" eficientemente el pasto y suplementar durante la época en que el pastizal no provee todos los nutrientes necesarios.

Producción animal

Se usan toros con capacidad de servicio probada y monitoreo de la condición corporal en vientres. En vaquillonas se procedió a la selección fenotípica, pelvimetría y tacto preservicio, con inseminación artificial a tiempo fijo.

Diversificación

Además de la ganadería, en Tipiliuke hay una complementación con el turismo. En la zona, otros campos están desarrollando planteos de forestación, principalmente con pino ponderosa, murrayana y Oregón.