Menor ingreso de capital por hectárea y por un año más, pérdida en el poder de compra, son factores que impactan a las empresas ganaderas uruguayas.

En los resultados de la gestión económica de las empresas CREA, correspondientes al ejercicio 2017/18, se llevaron otro golpe. El ingreso de capital ni siquiera daría para pagar la renta en el caso de los productores arrendatarios.

De las 42.000 empresas ganaderas que tiene Uruguay, 33.000 tienen una superficie de menos de 500 hectáreas. Sólo 7.000 trabajan superficies superiores a las 500 hectáreas y 36.000 están por debajo de las 200 hectáreas.

Gonzalo Ducós, coordinador de la sectorial ganadera de Fucrea, remarcó que al igual que en el ejercicio pasado, las empresas se siguen descapitalizando. La producción de un establecimiento, medido en dólares por hectárea menos todos sus costos, sin considerar el pago de renta y el pago de intereses de deuda, fue US$ 71 por hectárea. El técnico explicó que considerando el valor que hoy tiene la tierra para rentas ganaderas, el ingreso de US$ 71 por hectárea, no permitiría cubrir costos y mucho menos si es necesario pagar intereses de deuda.

El ingreso de capital de empresas estrictamente ganaderas fue de US$ 73 por hectárea y en el caso de las empresas diversificadas alcanzó a US$ 64 por hectárea.

El otro problema es que este ejercicio anual fue el que mostró el peor resultado desde 2010. “Nuestros dólares valen menos que en toda esa serie. Con el dólar de hoy no somos capaces de comprar lo mismo que comprábamos con el dólar en los años anteriores. El poder adquisitivo de ese dólar frente al peso era muy superior”, afirmó Ducós. “El dólar aumentó 9,53% pero fue desde abril a junio, por lo que tuvo poco impacto en el resultado final de las empresas”, agregó.

Con un dólar que perdió mucho poder adquisitivo y costos que se mantuvieron constantes, no hay resultado que cierre bien.

“Cuando se analiza el ingreso de capital en moneda constante, es notorio que ese dólar perdió poder adquisitivo, mientras que los costos se mantuvieron constantes indexándose por Índice de Precios al Consumo (IPC). El impacto es altísimo.

Eso es lo que lleva a ese aumento en la cantidad de hectáreas para poder cubrir la canasta básica de las empresas ganaderas”, explicó el coordinador.

Preocupación. Las empresas ganaderas se siguen descapitalizando y lo están haciendo con los bienes que son rápidamente transables: el ganado.

“Hay empresas ganaderas que se están comiendo su patrimonio y su capital para trabajar y eso es lo problemático”, afirmó Ducós.

Considerando una renta ganadera que ronda US$ 70 por hectárea, un ficto de administración que está estandarizado y remunerando con 5% de interés el capital que se tiene en el campo, se llega a US$ 110 por hectárea. “De las 176 empresas que presentaron datos al movimiento CREA, en los últimos tres años, solo 10 lograron alcanzar ese número”, explicó.

A su vez, el coordinador ganadero de Fucrea explicó que las empresas que lograron mejores resultados fueron las que producen más carne, cuentan con más mejoramientos forrajeros y mayor eficiencia animal, por lo que producen más kilos de carne. “Hay un camino, tenemos que ver qué es lo que hacen esas empresas, ver quiénes son y qué podemos copiar para seguir ese camino”, sugirió Ducós.

Ya no hay dudas que el sector está complicado, porque el poder adquisitivo de las empresas “es la mitad que hace algunos años atrás, el dólar en moneda constante realmente tiene un problema con los costos constantes mientras que los ingresos caen. Si bien el ganado vale más y el dólar aumentó, no se puede capitalizar”, añadió.

El analista destacó como dato positivo de este ejercicio ganadero, que el precio del ganado gordo tuvo un aumento de 13% promedio y la reposición se mantuvo estable, por lo que mejoró la relación flaco-gordo. Es por eso que Ducós insistió en la importancia del trabajo en grupo -pilar del movimiento CREA- para “poder limpiar el camino, apoyarse en el otro y compartir las soluciones a los problemas”.

Agrícola/ganaderos. El coordinador ganadero de Fucrea aseguró que las empresas que tienen participación mixta dentro de su unidad de negocios, también consiguieron resultados magros, debido a la última campaña de cultivos de verano. El ingreso de esas empresas rondó los US$ 61 por hectárea. Si se debe pagar renta agrícola y con los costos que tiene este sector, es muy bajo. De todas formas, aseguró que las empresas ganaderas consideradas fuertes, fueron capaces de amortiguar los malos resultados agrícolas.

Las empresas agrícola-ganaderas tuvieron el peor resultado de los últimos 15 años, porque el efecto clima generó una caída en el Producto Interno Bruto (PIB) de las empresas.

Los malos resultados que dejaron los cultivos de invierno y posteriormente la campaña de soja, con los rendimientos más bajos de la historia, fueron las razones que explican esa caída de los ingresos. El producto bruto cayó US$ 206 por hectárea y el ingreso bruto de las empresas de referencia fue US$ 35 sin considerar renta.

Si incluye la renta, que en promedio fue de US$ 54 por hectárea, el ingreso neto es de apenas US$ 19 por hectárea. El ingreso de capital de este tipo de empresas en el ejercicio anterior había sido de US$ 145 por hectárea

Las más grandes. Los resultados de Fucrea muestran que las empresas de mayor área agrícola tuvieron un ingreso de capital de US$ 24 por hectárea con una renta de US$ 146 por hectárea.

Las agrícolas ganaderas contaron con una entrada de US$ 16 por hectárea, con una renta de US$ 102 por hectárea, mientras que las empresas ganaderas agrícola llegaron a un ingreso de US$ 95 por hectárea, con una renta por hectárea de US$ 85.

“La estabilidad estuvo marcada por la parte ganadera”, destacó Nazar Rodríguez, coordinador de esta sectorial de Fucrea. “La caída más fuerte que tuvieron estas empresas fue por la baja del producto bruto y eso no se puede revertir disminuyendo los costos”, aclaró.

Rodríguez dijo que Fucrea buscó acompañar a los productores durante todo el proceso de sequía, pero señaló que recién cuando las máquinas ingresaron a las chacras para cosechar fue cuando se vieron los resultados negativos. En ese sentido, cabe recordar que los cultivos de invierno (trigo y cebada, básicamente) también enfrentaron malos precios.
El trigo tuvo un rendimiento de US$ 1.605 por hectárea frente a 3.940 kilos por hectárea que se habían registrado en el ejercicio anterior. En cebada el rendimiento pasó de 4.078 kilos por hectárea a 2.934 kilos por hectárea. “Teníamos la esperanza de que el efecto no fuera tan grave como terminó siendo”, afirmó Rodríguez. Ahora esperan que este nuevo ejercicio pueda mejorar los números.