Las enfermedades venéreas o vinculadas con la reproducción, muchas veces silenciosas en los rodeos, generalmente aparecen asociadas a grandes picos de abortos.

Todos los años los veterinarios que trabajan a nivel de la cría le achacan un porcentaje de las pérdidas de terneros que se dan entre el diagnóstico de gestación y la parición, pero su incidencia real no está medida. Actualmente, en el norte, se dan casos de abortos importantes y desde el Instituto Plan Agropecuario (IPA), Rafael Carriquiry, exhorta a no descansarse, revisar los toros antes de los servicios y lo que es más importante, aunque cueste dinero, hacer el raspaje de prepucio para determinar la presencia de venéreas.

“No hay que descansarse. Revisar bien los toros es fundamental porque las venéreas todos los años nos dan sorpresas”, dijo Carriquiry a El País. Recientemente cuenta que atendió dos brotes en Rivera, uno con pérdidas de 70% en vaquillonas y otro muy parecido. De 100 vaquillonas que habían sido preñadas en mayo (tenían diagnóstico) apenas llegaron a parir unas 30.

Explicó que en los establecimientos del norte del país “no es tan común revisar los toros y mucho menos hacerles el raspaje”. En algunos casos se debe a la falta de instalaciones de trabajo y otros no le dan importancia. A su vez, no es fácil el diagnóstico (se hace por material de los raspajes o por fetos enviados a la Dilave).

Si bien existen vacunas, según Carriquiry puede darse que “no se usen adecuadamente”, pero aunque se usen “si hay toros infectados, las venéreas se roban todos los años algunos puntos en la preñez”. Dentro de ese grupo está el Camphilobacter, pero el profesional insiste en darle importancia a la tricomoniasis. “Es una enfermedad que no la estamos buscando como se debe”, advirtió.