La falta de lluvias está complicando la situación de cara al próximo entore, con campos naturales que venían repuntando pero que hoy se están secando rápido.

Los ganados salieron bastante complicados del invierno, por lo que los técnicos están recomendando al productor que antes de gastar, apueste al diagnóstico de actividad ovárica, es decir, que mida qué vientres no están presentando celo regular y corrijan esa situación con medidas de manejo de bajo costo, para asegurarse los terneros.

La medición de actividad ovárica en el rodeo de cría comenzará a darse fuerte el mes que viene, cuando los ganados tengan ya dos meses de paridos y haya que volver a preñarlos o tomar medidas que permitan volver a sacarles otro ternero. Y en ese sentido, la vaca de primera cría es el cuello de botella.

“Siempre hay que tener cuidado con esa categoría, porque es el animal más difícil de volver a preñar y hay que monitorearlo muy de cerca”, recomendó el técnico del Instituto Plan Agropecuario (IPA), Esteban Montes. Desde el IPA se recomienda monitorear esta categoría aparte para pode tener un seguimiento más cercano y aplicar el manejo necesario que posibilite volver a preñarla.

Números. La cría pasa por un buen momento. La reposición vale y la exportación de ganado en pie está activa. La semana pasada, en el marco de un Seminario realizado por INIA, Montes presentó los resultados de un proyecto específico realizado sobre 18 predios criadores de todo Uruguay. Se desarrolló en el ciclo ganadero 2016/17.

El técnico explicó que el proyecto reflejó que “el costo del kilo producido en la cría, que no sólo son terneros, sino que también tenemos vientres de descarte —que pueden ser vaquillonas o terneras—, fue de US$ 0,76 por kilo producido”.

Esas cifras marcan que la cría estaría entregando un producto que cuesta US$ 0,76 por kilo. “Quiere decir que es bastante rentable, teniendo en cuenta que el valor obtenido para ese ejercicio y para esas empresas fue de US$ 1,53 por kilo. Viene a ser una relación insumo producto de 0,5%”, destacó el técnico del IPA. El proyecto abarcó productores que tienen buenos indicadores y buenos resultados en la cría, porque hacen un manejo diferencial y aplican tecnología.

Montes dijo que la gente viene apostando a la exportación en pie, a los buenos valores y eso provocó que el stock de vacas fuera el más grande (según las cifras de Dicose).

“La primera reacción que tuvo el productor frente a esta realidad de precios que hay hoy y esta realidad del negocio de la cría, es acumular vacas. Los predios criadores tienen la mayor cantidad de vacas y en los invernadores, los productores tienden a formar cría para hacerse de la reposición cuyos precios son altos”, dijo.

Vacas de cría. Montes explicó que desde el Instituto Plan Agropecuario se quiere hacer énfasis en la determinación del número de vacas de cría que hay en cada establecimiento. “Cuando se hacen las cuentas, una determinada cantidad de vacas puede ser la mejor opción para lograr un buen resultado económico en ese establecimiento, pero sin embargo, otra es la realidad del campo. Es que quizás ese número de vacas no sea el adecuado para ese campo”, reconoció. Puede darse que haya potreros que no puedan tenerlas, porque están lejos o porque el campo es malo. “Todo eso, hace que la cantidad de terneros logrados por vaca entorada no son los que se desearían obtener y entonces, redunden en resultados que no son los deseables”, destacó el profesional.

Para Montes, “la determinación del número de vacas de cría por hectárea que lleva cada uno de los establecimientos es el punto clave para poder tener buenos resultados sin complicaciones y con principalmente con bajo costo”. Eso permite un manejo diferencial y tomar medidas a tiempo en caso de que se necesiten para preñar.