CÓRDOBA.- Los establecimientos de producción porcina intensiva llevan meses operando con márgenes neutrales, sin un excedente que compense el costo de oportunidad y el riesgo del inversor, o los números son directamente negativos. Sin embargo, algunos datos marcan una recuperación.

El precio de los capones -muy dependiente del mercado interno y del balance entre oferta y demanda- tuvo poco recorrido alcista, mientras que, por el lado de los costos, la devaluación impactó duro particularmente sobre los gastos de alimentación y otros insumos dolarizados que utilizan las granjas.

Un informe de los economistas del Ieral, Juan Manuel Garzón y Valentina Rossetti, describe que en los primeros nueve meses del año los establecimientos de 250 y 500 madres, con niveles de eficiencia alto, tuvieron márgenes de entre $0,4 por kilo (el de menor escala) y $2 por kilo para el de 500 madres. En cambio, los de productividad baja (2563 kilos/madre/año) acumulan pérdidas de entre $2,5 y $4,7 por kilo.

Sin embargo, si se observa la variación intermensual, comparando agosto y septiembre de este año, la coyuntura es "un poco más alentadora y se vislumbra un posible cambio de tendencia". Por primera vez en el año, en septiembre los costos subieron menos que los ingresos: 13% versus 16%, respectivamente.

Además, en octubre los precios del capón subieron mientras que no lo hicieron los de los granos y las harinas, por lo que es "muy probable que los ingresos les hayan vuelto a ganar a los costos en ese mes, confirmando la tendencia hacia la recuperación de los márgenes de la actividad".

El reporte apunta que las amortizaciones constituyen un componente importante en el costo total, con una participación de entre 11% y 14%, según el tipo de granja. Si se excluyen de los cálculos, es decir, si se asume que los establecimientos no consideran la reposición del capital físico depreciado, el resultado de las granjas de elevada eficiencia vuelve a ser positivo, independientemente de la escala.

Así, detalla el reporte, los establecimientos más eficientes logran un excedente luego de cubrir la totalidad de los gastos, aunque no alcanza para reponer el desgaste del equipamiento y las instalaciones. En tanto, los establecimientos de baja eficiencia no sólo están "comiéndose el capital" en los últimos meses, sino que, además, no cubren parte de los costos monetarios.

Por: Gabriela Origlia