En una nota realizada para el diario Clarín, Gabriel Espósito, Cecilia Cerliani y Rafael Naville, docentes de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Cuarto, explican todos los detalles que se deben tener en cuente sobre el maíz tardío.

Allí, describen que la ventana de siembra del cultivo de maíz en la Región Pampeana comienza a inicios de primavera y finaliza hacia fin de año. Dicho periodo de siembra entre el 15/09 y el 10/10 es conocido como siembra temprana, mientras que el comprendido entre 25/11 y el 25/12 se asocia con la siembra tardía.

De esta manera, las siembras realizadas entre el 10/10 y el 25/11 deben evitarse por ubicar la floración del maíz en el mes de enero (inadecuado balance hídrico y exceso térmico) y/o para evitar los picos poblacionales del insecto vector del Mal de Río Cuarto Virus.

Es importante resaltar, que en los últimos años la siembra tardía creció en superficie como consecuencia de una mayor estabilidad del rendimiento, dado que esta fecha ubica la floración en el mes de febrero, con menor temperatura, mayor humedad del aire y precipitaciones más estables. Además, con esta fecha de siembra se facilita la recarga de humedad del suelo previo a la siembra por las precipitaciones primaverales.

Desde la Universidad Nacional de Río Cuarto, indican que el rendimiento potencial teórico del maíz sembrado temprano sería de 23.000 kilos/hectárea (kg/ha), mientras que la siembra tardía podría generar 16.000 kg/ha. Estudios de campo mediante ajuste tecnológico han permitido evaluar estos rendimientos potenciales y compararlos con la fecha de siembra.

Esto quiere decir que, el mantenimiento de la humedad del suelo por encima del 50% de su capacidad de retención hídrica mediante el riego (aplicando láminas entre 70 y 500 mm, según campaña agrícola), conjuntamente con la provisión media de Nitrógeno (N) fósforo (P), azufre (S) y zinc (Zn) a razón de 250, 60, 40 y 1,5 kg/ha, respectivamente, la selección de materiales genéticos de alto rendimiento y tolerancia a la densidad y el arreglo espacial de 120.000 plantas/ha a 35 cm de distancia entre hileras (DEH) en siembras tempranas y de 90.000 plantas/ha a 52,5 cm de DEH en siembras tardías permitió evaluar los rindes potenciales en ambas fechas de siembra.

Así, el rendimiento logrado a campo (promedio de 6 campañas) en siembra temprana fue de 18.700 kg/ha, mientras que el de la siembra tardía fue de 15.600 kg/ha. Se destaca que durante la campaña 2017/18 el rendimiento potencial cosechado de maíz tardío alcanzó las 19.100 kg/ha, siendo el máximo de la serie para esta fecha de siembra. La gran oferta de radiación solar durante febrero y marzo, temperaturas cercanas al óptimo de crecimiento del maíz y la ausencia de las heladas dentro del ciclo del cultivo explicaría este rinde (superior en 3.500 kg/ha a la media).

En la misma línea, explican que la variabilidad del rinde potencial de maíz, tanto en siembra temprana y tardía, se puede entender por la oferta de radiación solar durante el periodo de ocurrencia de la floración en cada fecha de siembra. El maíz tardío posee un elevado rendimiento potencial, dependiente de la oferta de radiación solar y temperatura durante los meses de febrero y marzo. Cuando las condiciones hídricas no son limitantes, el ajuste de la densidad, junto con la fertilización balanceada permitirían incrementar los rindes de los maíces tardíos.