BALCARCE.- Las exportaciones de carne vacuna vuelan. En los primeros ocho meses del año se vendió al exterior el 16,1% de lo producido, un porcentaje que se va acercando al 20% que el sector espera recuperar y, por qué no, superar. Los productores aguardan que la tracción de los mercados internacionales, con China llevándose más de la mitad de los embarques, se derrame con mejores precios.

Hasta ahí una postal de datos de la realidad que se cruzan con expectativas. Con ese trasfondo, no son pocos los que en la actual coyuntura de la actividad encienden los faros largos no solo para ver un poco más allá del negocio hoy, sino de cuestiones propias que en el debe y el haber tienen que ver con desafíos y oportunidades. Esto es, hacia dónde va la producción, en qué se puede mejorar, cómo se lee el momento político del país, qué pasa con el recurso humano para el campo, cómo son vistos aspectos que tienen que ver con el bienestar animal y el ambiente y qué pueden aportar nuevas tecnologías. Precisamente, estos fueron algunos de los temas que, en el marco de LA NACION Ganadera en Balcarce, Leonardo Hernández, productor-cabañero en Tres Lomas; Gerardo Mutti, presidente de la Sociedad Rural de Balcarce; Jorge Sedelli, gerente de las cabañas del grupo Werthein, y Nicolás Mucci, experto del INTA Balcarce, que entre otros temas está trabajando en edición génica, conversaron con LA NACION.

Para Hernández, en la producción ganadera hay que apuntar a medir más para luego tener mejores producciones. Se trata de un paso básico para saber dónde se está parado y tomar decisiones adecuadas. Muchas tienen costo cero y sirven para aprovechar una genética que ha mejorado. "No se puede mejorar, corregir, sacar números si no somos capaces de medir, esto es, medir lo que produzco, lo que cuesta, lo que transformo de alimento en carne, por ejemplo. En general falta medir; parece mentira que no se midan bien los índices, el tacto, el destete, la transformación del alimento en kilos de carne, entre otros. Salvando los feedlots profesionales al productor le cuesta medir y si no se mide no se puede mejorar", señaló el productor.

"Falta medir y, por qué no, agriculturizarnos", agregó Hernández. El productor reconoce que, mientras el agricultor puede ver resultados más inmediatos con las decisiones que toma porque el ciclo agrícola es más corto, al ganadero eso le puede llevar más tiempo por la característica de la producción. De todos modos, recordó que hay tecnologías o cuestiones de manejo "de costo cero o muy bajo" desde el raspaje de los toros a usar la estacionalidad en los servicios hasta hacer tactos para saber si la vaca está preñada o no, y que no coma de gusto en el campo, que siempre hay que tener en cuenta.

Para Sedelli, con los vaivenes que tuvo la ganadería por las políticas que durante mucho tiempo la condicionaron, muchos productores se quedaron con planteos más conservadores. "En general, la carne ha sido siempre un mercado muy politizado y eso generó vaivenes en cuanto a las decisiones de invertir o reconvertir ganancias en inversiones. Esos cambios de reglas influyeron para que algunas veces los productores tengan una actitud pasiva. Así, algunos planteos conservadores que no se tecnificaron perduraron y otros que hicieron una tremenda inversión quedaron patas para arriba ante los vaivenes", afirmó.

Para Sedelli, las compras de China están generando un nuevo contexto ganadero y si las ventas externas se estabilizan "a lo largo de los años", los productores van a tomar decisiones más seguras. "Siempre el principal estímulo son los precios. Lo digo siempre, la soja no creció por una política de Estado, sino que el mercado generó un ambiente atractivo", indicó Sedelli. "Cuando hay rentabilidad es más fácil seducir al productor para las tecnologías", agregó Hernández.

Mutti coincidió en que el sector tiene todo por seguir mejorando, incluso en una zona como la del sudeste bonaerense donde la ganadería compite "abiertamente" con la agricultura. Cree que "el camino" puede ser ir a una mayor "agriculturización" de la actividad, pero alerta que en el medio del proceso hay cuestiones por resolver, como el financiamiento necesario para el negocio. En esto, por ejemplo, ve más simple el financiamiento, al menos desde las firmas de insumos, para la fertilización en la agricultura que para ganadería.

En este contexto, destacó que desde la política debe haber una señal fuerte sobre el rumbo. "El Gobierno no está haciendo los deberes para demostrar que lo anterior era malísimo (por el anterior gobierno). El riesgo de volver para atrás es lo peor que puede pasar en ganadería", indicó el presidente de la Sociedad Rural de Balcarce.

Desde el INTA Balcarce, Nicolás Mucci coincidió en que "la falta de un horizonte cercano siempre hizo al productor dudar de adoptar tecnologías". Añadió: "Hay tecnologías reproductivas donde los resultados se ven casi en el cierre del año y siguen sin adoptarse. Hoy menos del 10% del rodeo nacional se insemina y eso es mencionar a la tecnología reproductiva más básica en carne. Estamos muy por debajo respecto de otros países", precisó.

Mucci viene trabajando con edición génica, una herramienta que, por ejemplo, en animales permite modificar el código genético para que expresen alguna característica. Es una tecnología que puede abrir un abanico de posibilidades para la ganadería (ver aparte).

Entre otros temas, en la charla aparecieron temas como el personal, la infraestructura y las tendencias con respecto al bienestar animal y el ambiente. "El recurso humano se ha transformado en un problema serio. Es difícil que la gente quiera ir a pernoctar al campo. Para mantener al hombre en el campo se necesita más conectividad y mejorar la infraestructura. Conozco gente a la que se le fue el peón porque no tenía señal", dijo Hernández.

Sobre el bienestar animal, para Mutti podría avanzarse con "parámetros" propios que destaquen a la Argentina. "Las intensificaciones vienen sí o sí de la mano del bienestar animal. Tanto el paquete reproductivo como nutricional contemplan el bienestar animal, lo ambiental, efluentes, gases, y eso está estudiado a nivel de feedlot y tambos", dijo, en tanto, el técnico del INTA.

Lo que viene con la edición génica

BALCARCE.- Con la edición génica se puede generar un cambio en la genética de los animales de manera abrupta. Permite "editar" y manipular el código genético para concentrarse en determinados aspectos que se quieren resaltar. En el INTA Balcarce, por ejemplo, están modificando la capacidad productiva de una vaca lechera para que no produzca una proteína perjudicial para la salud, llamada beta-lactoglobulina y responsable de la alergia a la leche.

"Estamos con un grado de avance (en el proyecto) y esperamos terminarlo el año que viene con los animales nacidos produciendo la leche", señaló Nicolás Mucci, experto del INTA Balcarce. En el desarrollo que se hizo se "apagó" un gen que produce esa proteína. Según Mucci, para ganadería en general el abanico que se abre con la edición génica es amplio.

Se podría trabajar sobre la musculatura de los animales (la raza Belgian Blue, que es musculosa, tiene un gen que suprime la producción de miostatina, proteína que inhibe el crecimiento del músculo llegado cierto punto), que no tengan cuernos, produzcan menos gases o mejoren la digestión. A nivel internacional hay trabajos para cambiar el sexo.

Por: Fernando Bertello