De acuerdo a estimaciones del Instituto Económico para la Realidad Argentina y Latinoamericana de la Fundación Mediterránea, la rentabilidad de la actividad en campo alquilado, incluyendo el pago de alquileres de mercado y logrando rindes medios zonales, “habría quedado muy cerca o por detrás de la tasa de inflación, contrastando con un ciclo 2015/2016 que fue por el contrario muy bueno en lo económico”.

El trabajo señala que “el problema de fondo no es tanto de precios internacionales bajos sino más bien de impuestos internos elevados, en particular derechos de exportación en soja, y de un precio muy bajo del dólar en el mercado interno”.

La tonelada de soja, a nivel de un productor, ha perdido un 13% de su valor en relación al costo de una canasta básica de bienes y servicios en el 2017 registró el estudio del IERAL-Fundación Mediterránea. “Y su poder de compra esta en los niveles más bajos de los últimos 16 años, con excepción del 2015. Algo similar ha pasado en el maíz, cuyo precio interno ha retrocedido un 22% medido en términos reales. El ajuste 2017 se explica básicamente por el desfasaje entre la evolución del tipo de cambio y del nivel general de precios”.

Respecto a las economías regionales “la dinámica muestra que las exportaciones de 2017 no son satisfactorias. Los motivos de este pobre desempeño pueden ser de orden específico a cada economía regional aunque hay una cuestión transversal ineludible que es el entorno macroeconómico y de negocios en el que operan los sectores, que si bien muestra mejoras en algunos aspectos sigue teniendo contrapesos muy claros como los costos laborales e impuestos elevados.