Paseando este verano por la Rambla Ghandi, de Montevideo, entre Pocitos y Punta Carretas, descubrí una estatua en honor a Mahatma Ghandi, con una placa de bronce que dice lo siguiente: “2/10/1869 – Apóstol de la Paz- 30/1/1948”.

Hace unos días, bicicleteando por la bicisenda en la Plaza Sicilia, Avda. del Libertador al 3200 en Buenos Aires, descubro la misma estatua de Ghandi, idéntica a la emplazada en Montevideo, quizás un poco más grande, pero con una placa distinta, con reflexiones de Ghandi y de Albert Einstein. La sentencia del propio Ghandi dice así: “Mi vida es mi mensaje”. Me impactó por lo breve y lo profundo.
Porque Ghandi, quien se recibió de abogado en Inglaterra, con su coherencia de vida y con sus ayunos pacíficos, hizo retirar al poderoso Imperio Británico de la India, sentando las bases para la India moderna.

Mientras seguía bicicleteando, me quedé pensando en varios temas en forma sucesiva.

1- Primero, que uno de los grandes atributos que debe tener todo líder, social, político, religioso o empresario, es la coherencia de vida, es decir, vivir en los hechos, en el día a día, según se piensa y según los valores que se proclaman. Este “predicar con el ejemplo”, “cumplir con la palabra empeñada” (la antítesis de “haz lo que yo digo pero no lo que yo hago”), es la base para crear el sentimiento de Confianza en los seguidores de cualquier movimiento social o en los colaboradores de una organización empresaria. Este debería ser el primer capítulo de un Manual de Dirección de Empresas.

2- En segundo lugar, fui pensando sobre la importancia que todo líder o directivo empresario transmita claramente a sus colaboradores/empleados, cuál es su visión de su negocio, cuáles son los objetivos de la empresa, y cuáles son los valores y las conductas que guiarán a todos los miembros de la empresa en el camino de obtener esas metas. Es decir, ser transparentes en comunicar con qué estilo y con qué comportamientos, con qué cultura en definitiva, la empresa logrará sus objetivos de rentabilidad y sustentabilidad en el tiempo, que le brinden estabilidad laboral y seguridad personal (autoconfianza) a sus empleados y colaboradores. Este sería para mí, el segundo capítulo del Manual de Dirección de Empresas.

3- En tercer lugar, no pude dejar de pensar en la luchadora social jujeña Milagro Sala, que todos conocimos por primera vez en las violentas manifestaciones sociales en Jujuy a fines del año 2010. En este verano del 2011, todos nos quedamos pensando si estaba bien o mal que fuera a veranear en Punta del Este, y en esencia, “la libertad es libre”, tiene todo el derecho a hacerlo. Pero me seguían retumbando las palabras de Ghandi, “mi vida es mi mensaje”, y en el caso de Milagro Sala, recordé instantáneamente la placa de Montevideo, “apóstol de la paz”.

4- Finalmente, no pude evitar pensar en el histórico líder sindical obrero ferroviario José Pedraza, viviendo en un lujoso piso en Puerto Madero.

5- Luego del paseo en bici, cuando llegué a mi casa, quedé tan enganchado con mis pensamientos, que se me ocurrió averiguar qué pensaba Winston Churchill, destacado líder político británico, contemporáneo de Ghandi y apenas 5 años menor que él. Consulté su biografía “W. Churchill, visto por un sudamericano”, escrito por el abogado cordobés Juan Martín Allende que había leído en 2006 y reafirmé que lo que propone Ghandi no es nada fácil. Comenta el Dr. Allende en la página 155 que a Churchill, “Ghandi lo ponía fuera de sí. Lo consideraba un abogado sedicioso, que posaba como faquir que subía semidesnudo a las escaleras del palacio del Virrey (británico)….” En la página 156 comenta y termina el capítulo diciendo: “El caso de la India puede considerarse como la excepción, por lo errado que estuvo Churchill al respecto. Su error se origina tal vez, en su acendrado patriotismo”.

En resumen, la impactante y profunda expresión de Mahatma Ghandi, “Mi vida es mi mensaje”, nos debería hacer reflexionar en profundidad, a todos aquellos que tenemos responsabilidad de conducir empresas y de conducir personas, recordando que todo líder debe ser siempre modelo y guía para sus seguidores y colaboradores.

Por Federico L. Pike – Consultor Sr. en Selección de RR.HH. para el agro de Agrositio