"La seguridad vial y los profesionales del agro"

La siniestralidad vial grave genera, además, una pérdida económica anual cercana a los 10 mil millones de dólares, alrededor del 2 % del PBI anual (ISEV, 2011). El año pasado, murieron en accidentes de tránsito en nuestro país 7659 personas, arrojando un promedio diario de 21 víctimas fatales y mensual de 638 (cifras provisorias al 4 de enero al 2011, fuente: ONG Luchemos por la Vida). Es importante tomar conciencia de la magnitud del problema, los datos estadísticos y citas incluidas a continuación son la mejor manera de visualizarlo.

Fuente: Luchemos por la Vida, 2011

Fuente: Luchemos por la Vida, 2009

Fuente: ISEV, 2011

“Los accidentes de tránsito dejan aproximadamente unas seis mil muertes al año, con un número cuatro o cinco veces mayor de heridos. En los jóvenes menores de 35 años es hoy la principal causa de mortalidad” (Santesteban, 2010).

Todos los años, en el comienzo de la temporada de verano, las autoridades lanzan los operativos de prevención que indudablemente son necesarios, pero evidentemente insuficientes. No es posible que las soluciones se limiten solamente a eso cuando van más allá de las campañas preventivas y son de índole mucho más compleja.

Por cierto que quienes circulan por más tiempo en las rutas y caminos, -tal el caso del ejercicio de nuestras profesiones- están más expuestos a todas las contingencias de lo que en ellos sucedan. Es lo ocurrido a un colega nuestro, víctima de un grave accidente en una ruta bonaerense, y quien nos planteara este tema para que nos involucremos como entidad y para que participemos activamente en todos los foros en que se trate el tema, para que las experiencias de lo ocurrido a muchos colegas (en todos los casos amigos o conocidos de alguno de nosotros) y las experiencias personales de tantísimas veces que no nos pasó nada por simple casualidad, puedan servir como aporte para encontrar las mejores soluciones. Es, evidente que, se trata de un tema en que nuestras entidades deben involucrarse. Asumimos el compromiso.

Fuente: Editorial de la Comisión Directiva del Consejo Profesional de Ingeniería Agronómica – Agropost Enero 2011